La Amazonía continental tiene una extensión de 847 millones de hectáreas, que corresponde al 40 % del bosque tropical existente en el mundo (Grupo Banco Mundial, 2019). Abarca nueve países, de los cuales Brasil tiene la mayor proporción con 454 millones de hectáreas, es decir, cuenta con el 61,7% del total del territorio; le siguen Perú, Bolivia, Colombia y Venezuela, con el 30,4% y los Guyana, Guyana Francesa, Surinam y Ecuador albergan el 7,9% restante.

La importancia de la Amazonía continental radica no sólo en la vasta biodiversidad que alberga o en los significativos servicios ecosistémicos que brinda al planeta, sino en las variedad de personas que viven allí (alrededor de 47 millones de habitantes) Tanto es así que se han identificado 6.983 territorios indígenas en toda la Amazonía, bajo diversos sistemas de tenencia. Es un territorio de más de 410 pueblos indígenas (80 de ellos permanecen en aislamiento voluntario), comunidades afrodescendientes (cimarrones, quilombolas) y extractivistas de ascendencia mixta (mestizos, caboclos, ribereños) (Panel de Ciencia por la Amazonía, 2022).

En la Amazonía continental habitan entre 80 y 145 pueblos indígenas no contactados, quienes transitan, aproximadamente en nueve millones de hectáreas (Relatoría sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas [CIDH), 2013); Panel de Ciencia por la Amazonía, 2024). El 20 % de este bioma se encuentra en territorios indígenas y el 25 % en 563 áreas protegidas (Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada [RAISG], 2020; FAO, 2021; Panel de Ciencia por la Amazonía, 2022). De manera adicional, alrededor del 5,6 % (429 millones de hectáreas) corresponden a la figura de conservación de zonas de reserva forestal (RAISG, 2023).

La Amazonía alberga una diversidad excepcional de especies, genes y funciones ecológicas; es la zona con mayor concentración de riqueza biológica del planeta, que incluye el 20% de las especies de plantas vasculares, el 14% de las aves, el 9% de los mamíferos, el 8% de los anfibios y el 18% de los peces que habitan en los trópicos (Panel de Ciencia por la Amazonía, 2024). Proporciona tanto para la población que allí habita, como para la del resto del mundo recursos genéticos, ecológicos y económicos esenciales. La biodiversidad amazónica se distribuye de manera heterogénea y cuenta con diversos ecosistemas que albergan un sinnúmero de procesos ecológicos y evolutivos únicos de decenas de millones de años.

La Amazonía continental juega un papel fundamental en el sostenimiento de las precipitaciones de Suramérica. Se estima que todo el bioma produce alrededor de 20 millones de toneladas de agua diarias (Parlamento Andino, 2020).

Los vientos tropicales cargados de humedad del océano Atlántico se unen con la humedad generada por la evapotranspiración diurna que sucede en el bosque tropical de la Amazonía continental. El agua condensada en las nubes es transportada por las corrientes de viento que entran por el Atlántico hacia la cordillera de los Andes. Allí, siguiendo el ciclo del agua, se precipita al chocar contra la cadena montañosa y se convierte en la principal oferta hídrica para millones de personas que viven en ciudades como Buenos Aires, Bogotá, Quito, São Paulo, Lima, La Paz y Montevideo. Este fenómeno natural se conoce como ríos voladores (Guerrero & Alarcón, 2022).

Weather Research and Forecast, a través de un modelo construido por Yang (2019), presenta el movimiento de estos ríos voladores en su ciclo diurno de evapotranspiración sobre la Amazonía (periodo 2004 - 2005) : los valores de humedad bajos están representados en color violeta, los medios en verde, y los altos en blanco.

La temperatura en la Amazonía continental aumenta de manera generalizada. Según el Panel Científico por la Amazonía (2022), los registros muestran cómo entre 1950 y 2019 incrementó en 0,6°C; sin embargo, la tendencia al calentamiento ha sido más evidente a partir de 1980 y ha aumentado desde 2000. Los cambios climáticos más notorios se presentan en el sur del bioma.

De manera infortunada, el bosque tropical, los ecosistemas acuáticos y la supervivencia de los pueblos indígenas y de las comunidades locales se encuentran amenazados por la intervención humana. Tanto es así que el 17,0 % (103.608.000 ha) del bioma Amazónico se encuentra degradado (ha perdido de manera significativa su composición, estructura, funciones y procesos ecológicos) y el 14,3 % (87.000.000 ha) está tiene completamente la cobertura forestal por actividades legales e ilegales (Panel Científico por la Amazonía, 2024).

La situación actual de la Amazonía continental refleja la insuficiencia en el control territorial y la articulación de los gobiernos amazónicos. Esto da cabida para que las mafias y grupos armados ilegales transiten por las zonas fronterizas con facilidad. A esto se suma la creciente integración de la criminalidad transnacional, que se refleja en el comercio ilegal de drogas, madera, fauna, armas, minerales de alto valor (oro y coltán) y tráfico de personas (Declaración Belém, 2023 En: Presidencia de la República, 2023).